sábado, 1 de diciembre de 2007

Rendida


No hay palabras. O quizás si las hay, pero no las quiero encontrar. Es más fácil convencerse que han huido, así pretendes creer que nada ha pasado, ni pasará y ¿por qué pasar? Si por algo todo ha sido como tal. Las esencias se dejan entre ver, los caminos se abren o se cierran, las personas suben, se enaltecen, se caen o duelen. Todo y nada a la vez. Tal como lo que quiero alcanzar, todo y nada. Prometí cerrar un capítulo, ponerle fin y volver a retomar el camino una vez más. Es curioso pensar que en un momento ciertos sentimientos guiaban el andar y al final desaparecieron, dieron paso a otros. Estaba casi encontrada la dirección y una vez más de vuelta a la orilla, se ha perdido el rumbo. Ilusión mal dirigida o desilusión buena amiga, la cosa es que todo ha dolido igual. Por más que trate de encontrarle explicación o entendimiento como tal, algo suele costar, no es fácil sentir como se siente, más si no se entiende. Mentira, si se entiende, se sabe, pero no se cree o no se quiere creer, pues no es más fácil mentirse así misma, total no hay peor ciego que el que no quiere ver. Del modo que sea, lo mejor es dar dos pasos en retirada. Cuatro agrego para huir, unos dos más para olvidar, uno para detenerse y decir adiós, mientras reservo dos para mantener distancia y borrar lo que nunca fue valorado. Y lo que por el contrario, absurdamente, solía considerar...



Aún hay fuerza y por consiguiente esperanza donde se ven arranques violentos, pero cuando se apaga todo movimiento, cuando no hay pulso, cuando el frío ha llegado al corazón ¿Qué esperar entonces, sino una próxima e inevitable disolución?

(Lamennais)







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